24/10/20

19 Hz: (LA FRECUENCIA DEL MIEDO)

Fuente: «Ghost in the machine», Journal of the Society for Psychical Research


En la década de 1980, el ingeniero británico Vic Tandy estaba trabajando en el diseño de un equipo de laboratorio médico en un hospital supuestamente embrujado en Warwick (U.K.). Se empezó a difundir entre el personal que la gente era perseguida por fantasmas, algo que Tandy atribuyó a los estertores silbantes de las máquinas de soporte vital que operaban en el edificio.

Una noche que estaba trabajando por su cuenta en el laboratorio, comenzó a sentirse claramente incómodo, rompiendo en un sudor frío mientras los pelos de la nuca se le erizaban. Estaba convencido de que estaba siendo vigilado. Cuando miró, con el rabillo del ojo, notó una figura gris que salía a la deriva lentamente de su visión periférica; pero cuando se dio la vuelta para hacerle frente, se había ido.
Aterrorizado, se fue directamente a casa.

Al día siguiente, Vic Tandy, aficionado a la esgrima, había llevado su espada al laboratorio; no para protegerse de los fantasmas, sólo para ajustar el mango para una competición. Cuando terminó, hizo unos mandobles de espadachín arriba y abajo para probar, puso la hoja hacia abajo en un banco de trabajo y se fue a buscar un poco de aceite. Cuando regresó se dio cuenta que la hoja estaba vibrando y tuvo la misma sensación de desasosiego que había experimentado la noche anterior.

Encontró que esas vibraciones causaban una onda de sonido que fue rebotando entre las paredes del laboratorio y alcanzó un pico de intensidad en el centro de la habitación, justo donde él estaba la noche anterior. Calculó que la frecuencia de la onda estacionaria era de 18,98 Hz (ciclos por segundo). Se le ocurrió que un sonido de baja frecuencia procedente de una máquina podría haber causado la onda que sintió la noche anterior. Pronto descubrió que era producida por un extractor de aire funcionando.

Cuando apagó el ventilador de la máquina, la onda de sonido desapareció. Y con ella, sus miedos.



19 Hz está en el rango conocido como de «infrasonidos», justo por debajo del rango del oído humano, que comienza en los 20 Hz. Tandy investigó y se enteró de que las frecuencias bajas de esta región pueden afectar a los seres humanos, al igual que lo hacen con los animales, y de diversas maneras: causando malestar, mareo, hiperventilación y miedo, pudiendo dar lugar incluso a ataques de pánico.

Estas ondas también producen visión borrosa, ya que están muy cerca de los 18 Hz, que es la frecuencia de resonancia (vibración) del globo ocular. Esta es la razón por la que Tandy no sólo había sentido el miedo, sino que también había visto la figura de un «fantasma»: era una ilusión óptica causada por la resonancia de sus ojos.

Vic Tandy investigó este fenómeno más allá de su laboratorio y llevó a cabo una serie de investigaciones en varios lugares que se creían estaban embrujados, incluyendo el sótano de la Oficina de Información Turística junto a la Catedral de Coventry y el Castillo de Edimburgo, famoso por las apariciones de una una dama gris espectral. Aquí Tandy también descubrió una onda estacionaria de 19 Hz, añadiendo más peso probatorio a su teoría.


Los ingenieros de sonido del séptimo arte conocen bien los efectos de este «sonido del miedo», cuando en las películas de terror alternan bandas sonoras donde predominan los cambios entre altas y bajas frecuencias, como las sucesiones de notas de violín agudas y graves a gran velocidad. No deja de ser una estrategia similar a la que sigue la física en la naturaleza para manipular nuestras emociones a su antojo.



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